EL GRECO: EL PINTOR AUDAZ.

Toledo fue el lugar donde El Greco produjo sus obras de madurez. Pero no hay que olvidar que su pincelada también estuvo muy influida por el estilo veneciano que le condujo hacia un nuevo estilo de arte.  Su paleta de colores y sus gamas ricas y saturadas como amarillos, verdes, rojos, azules, consiguieron una hibridación del pensamiento manierista y el estilo veneciano, con una pincelada abocetada que no se funde en la superficie dando un carácter espontáneo y arriesgado.
 
El estilo de El Greco se caracteriza por la utilización de formas clásicas pero con intenciones más expresivas, los personajes de sus obras resisten grandes distorsiones en sus anatomías, con una gran tensión, alargando sus miembros o sus rostros, como cabezas pequeñas descansando en cuerpos cada vez más largos dispuestos en posturas retorcidas e imposibles en la realidad. Los colores, con una tremenda carga colorista, contrastados y saturados, no remiten a la naturaleza, sino que son extraños, fríos, artificiales, poderosamente enfrentados entre sí, en vez de apoyarse en gamas, dotan una sensación metálica en sus ropajes. La luz cada vez más fuerte y estridente, blanqueando los colores de los ropajes, y un espacio poco profundo con superpoblación de figuras, dan la sensación de una superficie plana.
 
Nuestra percepción atiende fundamentalmente unidades de significado, es decir, unas formas segregadas a las que asignamos un carácter objetivo, siendo éste más confuso que la línea. El color viene a ser entonces un mero relleno de la forma, si bien es cierto que, en muchos casos, contribuye también al buen reconocimiento de los objetos, pero El Greco va mucho más allá, nosotros no percibimos los colores aisladamente sino asociados unos a otros, en mutua y estrecha relación, así pues El Greco apuesta con una fuerza inquietante de los colores y sobre su simbolismo psicológico representa el alma como un enfoque íntimo y épico, que irradia su expresión en forma de luz y color, como los pliegues de sus vestidos, cada uno con una luz propia y arbitraria, los movimientos de las nubes y fondos,  dando una dimensión psicológica del significado del tema de la obra, la colocación de las luces brillantes y sombras saturadas. Los gestos de sus manos, retorcidos, evocadores y la expresión facial centrada en los ojos.
 
El fondo neutral, abstracto, desdibujado, lo hace cobrar de una cualidad fundamental  junto al ropaje, destacando nítidamente la figura del fondo, concentrándose casi exclusivamente en los cuerpos humanos. El entorno de la figura, o figuras, se convierte, en ocasiones, en el recurso preciso para expresar el mundo interior de éstas, colorido, claroscuro y trazos de pincel, no son simples problemas técnicos y formales, sino que están íntimamente relacionados con el contenido, ofreciendo una calidad plástica y simbólica muy personal.  Redescubierto hacia 1900 no a través de los historiadores, sino fueron los artistas de las vanguardias quienes como Picasso sintieron inspiración en sus obras como Las señoritas de Aviñón.


Es indiscutible que, El Greco siente, imagina y trabaja inmerso en la corriente artística de la época, el manierismo tardío, pero se ha distinguido partiendo de la norma clásica y, al mismo tiempo sin caer en el formalismo manierista,  eso es lo que determinó su labor creativa en Toledo hasta el final de su carrera. Al margen de las diferentes contradicciones en su dominio técnico y colorista, que es donde irrumpe su personalidad y dimensión artística, lo realmente revolucionario y que dota a El Greco como genio y visionario es que anunciaba el arte moderno, siendo una fuente de inspiración y evocación para todas las generaciones de creadores pasadas, presentes y futuras.


Daniel López.


BIBLIOGRAFÍA:
MARTÍNEZ-BURGOS, Palma (2005). El Greco. El pintor humanista, obra completa. Libsa. Madrid.
SCHOLZ-HANSEL, Michael (2006). El Greco. Taschen. Alemania.
SANZ, Juan Carlos (2003). El libro del color. Alianza Editorial. Madrid.

GONZALEZ CUASANTE, José María; et alii (2005). Introducción al color. Akal Editorial. Madrid.

ARNHEIM, Rudolf (2008). Arte y Percepción Visual. Alianza Forma-Alianza Editorial. Madrid

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