La imagen está inspirada en “La dama de la flor en el pelo” de el Greco. La narrativa, sin embargo, trata de romper con el corsé de la representación fidedigna de la obra original.
Podemos ver que los tres sustantivos del título del cuadro: Dama, flor y pelo, han sido factores sobre los que se ha organizado el centro de la composición. La flor, toma vida propia y escapa de
la cabeza con libertad, flotando y dirigiéndose hacia la fuente de luz que ilumina la escena. La dama levanta la mano para alcanzarla, pero complacida por el momento mágico que está viviendo. El
pelo, nos muestra un elemento original, una coleta gruesa y larga que se eleva como hilo de cometa para tender un puente entre la dama y la flor.
Por otro lado, se ha intentado expandir el marco que limita al cuadro original, dando una nueva lectura de la ubicación imaginaria de la dama. Para ello, se ha creado una escenografía
expresamente para la obra, con dos ideas orientadoras: recordar la sinagoga de Santa María la Blanca, como espacio de una belleza extraordinaria de la ciudad; y homenajear a dos autores de
referencia permanente de los creativos del proyecto: el fotógrafo Eugenio Recuenco y Stanley Kubrick y su magistral uso de la perspectiva con punto de fuga en el centro de la imagen.
Modelo:
Wendy Carchenilla.
Equipo de trabajo:
Daniel López, Pedro Salvador, Yolanda Pinilla, Carlos García, Zvezdelina Stoyanova, Milagros Rey, Fátima Garaballú.